Este viernes se celebró en Valladolid el Tónal 2013. El LAVA acogía y protegía de la lluvia en una misma noche a varios grupos, entre los que se contaba León Benavente. Al cargo de la organización, el Colectivo Laika, conocido en la ciudad por llevar a cabo eventos de este tipo.
Una compañera periodista y una servidora íbamos a ir a cubrir dicho concierto para cylcultural.org, ella en calidad de redactora y yo para hacer algunas fotografías. Como tantas otras ocasiones anteriores. Nada fuera de lo común. Sin embargo, el Tónal se ha quedado sin esa crónica y esas imágenes porque sus organizadores dicen que no conceden acreditaciones. Que les ocasiona pérdidas económicas. Un estado en Facebook al respecto y se lió parda…
Desde el mundillo de los eventos culturales algunos sostenían la misma postura que los chicos de Laika: si acreditas a mucha “gente”, son entradas que no vendes. Otros estábamos en nuestros trece afirmando que si vamos a cosas así no es por ocio, si no por ‘trabajar’. Y entramos en la discusión sobre si escribir para una web musical, que no un medio de comunicación consolidado, es ‘trabajar’ o no.
Una línea complicada de trazar. Evidentemente quien se abre un blog, lo actualiza de pascuas a ramos y se dedica a pedir acreditaciones (algunos lean “entradas gratis”) solo por ir por la gorra a los conciertos no merece tal trato que algunos definen como preferente. ¿Qué supone esto? Un trabajo extra por parte de la organización, que no consiste en mucho más que meter la URL en el navegador y ver quién está solicitando un pase gratis. Algunas agencias de management piden una publicación previa, es decir, un anuncio del concierto (y donde digo concierto digo obra de teatro, musical, desfile de moda y saraos culturales varios), de manera que se aseguran una publicidad a priori, pero también a posteriori. Una crónica/crítica positiva de un espectáculo asegura un “boca a oreja” positivo, lo que inevitablemente se traduce en publicidad del evento que no han pagado. Un espacio gratuito en un medio, una web e incluso un muro de Facebook.
¿Son esas acreditaciones entradas que se dejan de vender? Probablemente no. Lo dice una persona que ha acudido a conciertos varios acreditada a los que no hubiese ido de tener que haber pagado. Parte del problema viene de que existan, por ambas partes, quienes se lo tomen como un asunto de ocio más. Y para nada debería ser así. No está la industria musical como para ponerse a jugar a los periodistas musicales. Tampoco creo que haya tanta gente que se abra un blog para echarle morro al asunto.
Fuera del mundo de la música, hay otros ámbitos en los que se pagan las acreditaciones. Los festivales de cine, por ejemplo. De los últimos en incorporarse a la medida, la Seminci de Valladolid, que el año pasado puso por primera vez un precio a las coberturas que realizasen los medios. Cuando se trata de medios consolidados, tal vez 30€ por periodista no sea un gran desembolso, sin embargo para medios/webs con pocos o nulos ingresos, sí puede serlo.
La cuestión es, pues, tomárselo en serio, tanto quienes quieran utilizar estos sites para ir especializándose en el mundo de la cultura, como las organizaciones de los eventos. En el fondo, si no se arrima el hombro entre ambos bandos, la lucha está perdida.